jueves, 25 de noviembre de 2010

Río de Janeiro/Ciudad Juárez: matar a los narcos (pobres), sin matar la pobreza













Hace unas horas que no tengo noticias de ellas. Y estoy un tantito preocupada. Les escribí estos días para saber si era cierto que los favelados -las personas que viven en las favelas- estaban aplaudiendo a los tanques del Ejército y los agentes de las BOPE que han entrado a matar y desplazar a los narcotraficantes (pobres). Las descripciones que relatan el apoyo de la ciudadanía me recuerdan a las de los niños iraquíes recibiendo con alegría a los soldados estadounidenses.

Eso es lo que estoy viendo en los medios brasileños, en los internacionales (la mayoría, un refrito de los brasileños), que cuentan cómo se mata a los narcotraficantes más pobres, sin cuestionar por qué no matan a los ricos, a las cabezas intelectuales y corruptas de un negocio llamado narcotráfico.

Retransmisión en vivo y en directo. Como en una película que legitimiza las muertes: sin pensar qué hay detrás de las personas que viven en las favelas, para verlos como unos indeseables que hay que matar. Sin llegar más al fondo, a la raíz de todo que hace que con sus detenciones o muertes haya otros que asuman sus puestos. Matar a los narcos, sin matar la pobreza que convierte al narcotráfico en una opción de trabajo (para algunos) que surge del olvido de las autoridades.

Ellas son dos faveladas (no unas narcotraficantes). Y les voy a llamar así, porque están orgullosas de serlo. Ellas son Tatiana Lima y Gizele Martins, estudiantes de periodismo en una de las universidades más exclusivas de Río de Janeiro, donde sus compañeros llegan con chófer y helicóptero. Son producto del milagro de las becas y de las noches de esfuerzo y varios trabajos para ayudar a sus familias: a lo que queda de ellas. Estudian periodismo porque dicen que los medios de información no están contando su realidad, que sólo dan la voz a una parte.

Ellas son dos lectoras de este blog, al que tuve el enorme placer de conocer (y aprender de ellas) en su favela, la Favela da Maré, controlada por los narcotraficantes, separada del resto de Río por un muro que las autoridades construyeron para que los turistas que llegan al aeropuerto no vean la pobreza en la que viven.

Pero ahora su tierra, sus favelas, situadas en el norte de Río -donde habían sido desplazados los narcotraficantes de las favelas más céntricas de la ciudad que surgen de las montañas de las playas de Copacabana, Ipanema y Botafogo- están dentro de los planes urbanísticos del Mundial de Fútbol del 2014 y las Olímpiadas del 2016.

Al llegar a la Favela da Maré -una de las más peligrosas de Río de Janeiro donde los editores no dejan entrar a sus reporteros desde que unos narcos mataron en otra cercana al periodista de TV Globo Tim Lopes, en el 2002- sentí la vida que no encontré en las llamadas pacificadas, las tomadas por la policía desde hace dos años.

Los niños jugaban en las calles, los negocios estaban abiertos y los pequeños restaurantes también, incluso hasta la medianoche o más. Por un momento, hubiera deseado que la realidad fuera peor, peor que en mi querida Juaritos. Pero no. Todo lo que me había encontrado de Río de Janeiro estaba muchísimo mejor que en Ciudad Juárez, menos los atardeceres que en Juaritos son insuperables.

Lo que me sorprendió en la Favela da Maré fue ver a adolescentes con armas que cubrían parte de su cuerpo y que actuaban como policías, hacían rondines en carros particulares con las armas fuera de los cristales. La primera vez que los ví pregunté a Gizele si no la estaba poniendo en peligro, si prefería que me fuera. Ella me dijo, no te preocupes, yo quise que vinieras, todo está bien con ellos.

Cuando llegué con Gizele a su casita, que se caía a pedazos, insistí en cerrar la puerta de todas las maneras posibles. En Juárez vivo siempre en casas con rejas, con alarmas y ni eso te salva de un robo, como de los cadáveres: una media de 6 a 27 al día. La cerraja estaba rota. Me dijo que no me preocupara, que en la Favela nadie robaba, y que si alguien lo hacía sabía que los narcos lo matarían.

Pronto comprendí que esa era su ley, su justicia, que habían creado sus reglas para sobrevivir en el olvido de las autoridades.

La situación en las favelas pacificadas, controladas por la policía, era distinta. Existía un poquito del terror que se siente en mi querida Ciudad Juárez ahora militarizada, donde se vive una masacre cotidiana sin precedentes en nombre de la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón.

Estaban controladas por la policía, con retenes a la entrada, a la salida, en todas las calles.

En las pacificadas tuve un acompañante de excepción, que comencé a descubrirlo en su apartamento, en una de las zonas más lujosas de Río rodeada de montañas de las que surgían las casitas de las favelas, que miraban al mar. Como los ricos.

El me preguntaba de Ciudad Juárez y se extrañaba cuando yo le contaba la estadística de los muertos y él veía que era seis mayor que la de Río, o el que no hubiera ninguna zona de la ciudad que estuviera a salvo del peligro de ser asesinado.

El comenzó a contarme cómo torturaban en Río, cómo entraban en los días lluviosos a las favelas para matar a los nacotraficantes. Lo hacía con tanto detalle y devorando como un niño unos chocolates con almendras que pensé que lo que me relataba era una broma. Y yo le dije riéndome:

-"?Y tú, a cuántos has matado?"

El rostro del hombre alto y fuerte con mirada dulce cambió, me miró fijamente a los ojos y levantó su voz:

- "?Crees que por no haber matado tú eres mejor persona que yo? El hombre es el hombre y sus circustancias".

Y ahí, pensé qué hacía yo ahí, quién era él. Parecía bien enfadado con mi preguntita. No podía ser que acabara mis días en Brasil, lejos de mi querida Ciudad Juárez. Y si ya me tocaba, ?le decía que yo era donante de órganos y que acabara conmigo cerca de un hospital para que al menos otros pudieran seguir viviendo? Pensé mil cosas en un segundo. Pero a la vez sentía que podía confiar en él, que todo estaba bien.

Mi instinto no me falló. Como cuando lo conocí. Me tomó del brazo y me dijo, ahora vas a ver:

Al llegar a las favelas pacificadas, tras subir por una montaña donde al comienzo había casas de lujo, comprendí que estaba con una estrella de Brasil al que los policías le pedían autógrafos y saludaban con mucha admiración.

Ahí supe quién era Rodrigo Pimentel: un ex capitán de policía del cuerpo de las BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), que escribió un libro Tropa de Élite sobre su experiencia, se convirtió en película, la más taquillera de Brasil, y cuando lo conocí (de casualidad) estaba preparando la segunda parte, que se acaba de estrenar con un éxito sin precedentes.

Otro día podemos hablar más de él, de las favelas pacificadas. Ahora me llegan noticias de Gizele y Tatiana. Me piden que cuente lo que realmente está pasando. Que les devuelva su voz. Voy a hacerlo, aunque sólo he estado por un mes en Brasil, y no me gusta escribir de las realidades de las que no soy experta. Por eso, nunca escribí ni una línea de Brasil, pero ahora que comencé a ver las informaciones en los medios de comunicación (al lado de los buenos) y que poco tienen que ver con la realidad que conocí en esas semanas en las favelas siento que debo de contar lo que sentí. Y que intuyo que tiene que ver mucho con la realidad que se vive en Ciudad Juárez.

Aquí están sus voces que nos invitan a viajar por el camino fantástico de la reflexión:

La Favela da Maré (en el norte de Río) está en silencio, con miedo. No tenemos luz. Pero en el centro de la ciudad y la zona sur hay tranquilidad. Estamos rodeados por la policía. Aquí las cosas no son fáciles. La gente teme al sensacionalismo de la televisión que legitima nuestras muertes, la presencia del Ejército, la BOPE, la policía civil y la marina militar. Muchas familias no han podido entrar a sus casas desde hace 6 días. No se puede salir ni entrar a la Favela.

Creo que están creando pánico para justificar la matanza que se hará en los barrios bajos. La idea aquí es de la limpieza social, y utilizarán todas las armas, toda la fuerza para terminar con los barrios pobres, marginales, donde la gente sufre y sufrirá más por ser pobre.

Recuerdo como si fuera hoy, en el 2007, cuando entraron a la favela Morro do Alemao, donde fueron asesinadas por la policía 20 personas, varios civiles, debido a los juegos Panamericanos. Sus asesinatos siguen impunes.

Sabíamos que esto iba a pasar desde que supimos de estos dos grandes eventos deportivos. Lo que la gente debe de entender es que con una bala no se resuelven las brechas sociales. Matar a un bandido, a un narcotraficante o a un policía no es un derecho. Una bala que mata no es la verdadera bala. La desigualdad es la bala real. Y a ésta nadie la quiere matar.

*****Desde el domingo, 30 personas (según las autoridades, todas narcotraficantes) han sido asesinadas en las favelas de Río. La favela da Maré es extensa y tiene cuatro secciones Bonsucesso, Ramos, Olaria y Penha. La favela da Maré está en el mismo barrio que do Alemao, donde se preparan para entrar más de 2 mil 600 fuerzas policiales.

*Así se ven ellos: la foto la tomaron los chicos de la escuela popular de fotógrafos de la Favela da Maré.

*Para saber lo que ocurre en el Complexo do Alemao pueden seguir en Twitter a Rene Silva, de 17 años, creador de un periódico mensual llamado Voz da Comunidade:
http://twitter.com/vozdacomunidade

sábado, 20 de noviembre de 2010

Una Revolución sin armas, una demanda de estudiantes en el Centenario












































































Uno de los lugares más mágicos de mi universo está en la colonia Anapra, una de las más golpeadas por la pobreza y la desigualdad social de Ciudad Juárez, de México.

Por una carretera sin pavimentar -como el 70 por ciento de ellas en Juaritos- rodeada de casitas construídas con los desechos de las fábricas maquiladoras, se llega a un paisaje desértico ferozmente bello donde se encuentra un lugar mítico de la Revolución mexicana.

Aquí estuvo la Casa de Adobe, que fue la comandancia general del ejército libertador. Con los héroes de la Revolución como Pancho Villa. Con los sueños: de un México que un día luchó y se desangrentó por la justicia de un cambio y que hoy muere como hace cien años con las mismas grietas sin resolver y con un nuevo ingrediente mortal: la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón, que sólo ha agudizado las diferencias y el horror.

De este campamento histórico -donde en otros países, como su vecino Estados Unidos, hubieran construído un museo u organizado una ruta turística- sólo quedan ruinas, basura y un busto de Francisco I. Madero, que surge entre las ramas caídas de un árbol. O mejor dicho, surgía: porque el 20 de noviembre de 2010, en el anunciado Centenario de la Revolución, desapareció: en una de las zonas más vigiladas del mundo. Al igual que la placa del monolítico que divide la franja fronteriza de Ciudad Juárez, donde colindan el estado de Chihuahua y los estadounidenses de Nuevo México y Tejas.

En este triángulo fronterizo lo que queda es la hilera de piedrecitas que separan el estado de Chihuahua del de Nuevo México, con los agentes de la patrulla fronteriza estadounidense rondando y los del grupo Beta mexicano al costado del hasta ahora busto maltratado de Madero esperando que alguna persona vaya intentar cruzar ilegalmente la frontera.

El Río Bravo (en México), El Grande (en Tejas) forman la frontera natural entre los dos países: cada vez más cercanos, cada vez más lejanos.

Esta tarde los estudiantes se lanzaron de nuevo a las calles y organizaron una marcha, llamada Por una vida sin miedo, una Revolución sin armas. Esta vez, se unieron a sus demandas colegas de la Universidad de Texas en El Paso.

Algunas pancartas decían "secuestros, asesinatos, nada que celebrar", "este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta" o "no la guerra de Calderón".

Ahí estaba Adrián F. Luján, que se convirtió en vocero espontáneo ante los medios tras el ataque de los Policías Federales a una manifestación donde resultó herido de gravedad el estudiante Darío Alvarez Orrantia.
Tras sus demandas de justicia, Luján fue secuestrado por unas horas por los agentes federales, lo amenazaron y le tomaron fotos con armas como si quisieran convertirlo en un sicario en uno de los miles de crímenes que están sin resolver, como os conté hace una semana.

"Para mí era muy importante que vean todos que el 20 de noviembre es la fecha del pueblo, fecha de conmemoración y no de festejos vanales o que el malgobierno se apropie mediaticamente de esta fecha", me comenta Adrián, de 25 años, recién licenciado de diseño por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

"No podría concebir un 20 de noviembre de 2010 sin haberme reunido con mis compañeros a exigir justicia, paz y estado de derecho".

Adrián decidió seguir trabajando por lo que cree, una Revolución sin armas. Con sus compañeros rescata casas abandonadas para convertirlas en bibliotecas, busca libros y ofrecen talleres para los más jóvenes, entre otras decenas de actividades.

"El título (de la marcha) intenta dejar claro que en la violencia no hay ningún camino. Queremos un cambio sin armas", subraya.


*****En el Centenario de la Revolución fueron asesinadas 8 personas más en Ciudad Juárez, en un día donde el Congreso del estado de Chihuahua declaró a Juárez como el lugar donde triunfó la Revolución de México. Lo hizo en el museo de la ex Aduana, recién rebautizado como el de la Revolución, donde el 21 de mayo de 1911 se firmaron los tratados de paz. En una ciudad en guerra.

Las fotos de la manifestación son de Memo León. La del busto de Madero (con la unidad del grupo Beta al fondo) la tomé hace tres años, pero estaba casi igualita hace unos días, antes de ser robada: tenía más olvido a su alrededor. Más vecinos asesinados. Más mujeres desaparecidas. Más de 10 mil niños huérfanos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

"Tomé la decisión de no rajarme, ahora menos que nunca". Policías Federales, a la caza de estudiantes: ahora atacan a Adrián y a Xavier












Siguen adelante: en una Ciudad Juárez que se resiste a morir. Aunque saben que no tienen ninguna protección y que se enfrentan a las balas, torturas y amenazas de las autoridades. No a las de los (tradicionales) narcotraficantes:

"Muchas gracias por la solidaridad y el apoyo. Significa la vida para mí. Tomé la decisión de no rajarme, ahora menos que nunca. Por mi familia (a quienes me duele en el alma estar poniendo en riesgo), mis amig@s, mis compañer@s. Por Juárez, Chihuahua, México y el mundo mejor que todos juntos podemos hacer posible. Democracia, Paz, Libertad, Justicia, Verdad y Amor, ese es el ideal".

Son palabras de Adrián Luján, recién egresado de diseño por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Este mediodía, los Policías Federales -envíados por el Presidente de México Felipe Calderón en su llamada guerra contra el narcotráfico- fueron tras Adrián Luján: mientras más familias lloraban a los asesinados de hoy. Con sus niños huérfanos. Como todos los días. En una Juaritos que ya no existe.

Después de agredirlo, le obligaron a que se tomara fotos con un arma, entre otras violaciones de derechos humanos. Quizá para presentarlo en un futuro como un sicario. Como lo han hecho anteriormente con varios chivos expiatorios: inocentes convertidos en culpables por las autoridades cuando sienten la presión de los medios. O para asustarlo si continúa denunciando y trabajando por la paz: lo que no hacen las autoridades.

Pero no pudieron callar a Adrián, que retransmitió recientemente en vivo y por internet, el primer Foro contra la Violencia y la desmilitarización, a pesar del ataque de los Policías Federales a la undécima Kaminata de la muerte: donde casi matan (de un tiro en la espalda y dentro de la Universidad) al estudiante de sociología Darío Alvarez Orrantia. Hace casi dos semanas.

Adrián denunció públicamente la agresión de las fuerzas envíadas por el presidente Calderón contra la marcha pacífica. Realizó declaraciones a los medios. Organizó ruedas de prensa.

Su compañero Darío sigue en el hospital. Luchando por volver a ser el mismo. Con más operaciones quirúrgicas. El número de agresiones de los federales a los universitarios continúa. Y en lugar de matar su voz la hacen crecer. Ahora, le tocó a Adrían, que escribió el comunicado que está tras el texto.

Pero no todo acaba aquí: porque la persecución de las fuerzas de seguridad a estudiantes continúa. Otro universitario más, en este jueves 11 de noviembre: los Policías Federales irrumpieron en la casa de Xavier Ordóñez, lo golpearon y amenazaron a su familia: en el día en que la Asociación Estudiantil Juarense -que nació tras el ataque de los federales a la marcha del 29 de octubre- comenzó un nuevo proyecto llamado Pistolitas por Libros, que llevará a las colonias libros para los niños a cambio de sus juguetes bélicos.

Los jóvenes consiguieron 97 libros en unas tres horas, con proyección de película incluída. Y el sábado partirán en una caravana para entregarlos por diversas colonias, creando bibliotecas comunitarias. Será la primera de muchas, donde surgirán espacios de diálogo entre las comunidades.

A pesar de esta caza de estudiantes de la Policía Federal en esta ciudad fronteriza con Estados Unidos está el norte para acabar con este genocidio que está sufriendo Juárez, México. Para el sábado 20 de noviembre -el día que se celebra el centenario de la Revolución de México- los universitarios han convocado una marcha "a favor de la desmilitarización: por una vida sin miedo, una Revolución sin armas". Partirá a la 1,30 de la tarde desde la Avenida de Las Torres al monumento de Francisco Villa. Y animan al resto del país a unirse en manifestaciones simultáneas.

"No nos intimidan las balas y vamos a continuar", me dice Julián Contreras, licenciado de letras. "Seguiremos hasta sacar a los federales y militares, que son los responsables e impulsores de toda esta violencia desde que ellos llegaron a la ciudad. No hay una guerra contra el narcotráfico. Hay un exterminio de gentes vulnerables".

A Contreras, de 29 años, lo despidieron el año pasado de la secundaria en donde trabajaba porque el director tenía miedo de que lo mataran delante de sus alumnos. Por sus protestas. En este tiempo, ha fundado junto con los vecinos de la colonia Villas de Salvárcar una biblioteca (de una casa abandonada, y en tres semanas), un dispensario médico, ayuda a niños en sus deberes escolares, imparte talleres para ofrecer a los jóvenes sin recursos un futuro alejado del olvido de las autoridades. Todo gratis.

Come cuando puede.

Os dejo con las voces de Adrián Luján y Xavier Ordoñez: los agredidos de hoy (que se sepa) por la Policía Federal. Esta es su denuncia pública, en dos comunicados:

1. Mensaje de Redes Universitarias Ciudad Juárez sobre Adrián:

A la opinión pública, a los medios de comunicación, a los pueblos de México y el mundo,

En el contexto de guerra irregular urbana que se vive en Ciudad Juárez, producto de la fallida estrategia del malgobierno federal de supuesto combate al crímen organizado, la movilización social de izquierda juarense ha sido nuevamente agraviada. Redes Universitarias Ciudad Juárez, comité en apoyo al movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, denuncia la privación ilegal de la libertad de que fue víctima por más de dos horas, por parte de la Policía Federal, el compañero egresado del Programa de Diseño Gráfico de la UACJ, Adrián Fuentes Luján, el mediodía del jueves 11 de noviembre de 2010. Se ha realizado la denuncia de hechos correspondiente ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y con Diputados compañeros del movimiento obradorista.

Con el pretexto de realizar una "revisión de rutina", tres agentes cuyo número de unidad se desconoce, detuvieron a nuestro compañero cuando circulaba en su automóvil por la Av. Insurgentes, en dirección a la Calle Libertad. Le ordenaron bajar, entregar su teléfono celular y papeles del autómovil. A punta de golpes, electrochoques, amedrentamiento verbal y psicológico, el compañero fue sometido en la parte trasera de la cabina de la unidad y llevado a desconocido lugar de reunión de policías federales y después, llevado a un campo algodonero cercano al cruce entre Blvd. Juan Pablo II y Av. Francisco Villarreal Torres, donde fue liberado frente a su automóvil y amenazado de no denunciar la agresión de que fue objeto. Fotografías de su rostro y de él portando un arma de fuego, información personal y datos de su familia fueron tomados por los agentes. Su teléfono y licencia de conducir, no le fueron regresados.

Este hecho representa sólo una muestra más de los cotidianos agravios en la impunidad a los que es sometida la población juarense, por parte de la policía federal en esta victimizada ciudad. Lugar donde confluyen la cara más atroz del neoliberalismo tardío y el belicismo fascista del malgobierno. Redes Universitarias Ciudad Juárez responsabiliza al director de la Operación Coordinada Chihuahua y a la policía federal, al Gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez y a quien usurpa el cargo de presidente de la república, Felipe Calderón, de cualquier agresión de que pueda ser objeto tanto él como su familia.

Atentamente,

¡Sólo el pueblo organizado salva a la Nación!

¡Ciudad Juárez no es cuartel, fuera Ejército de él!

¡JUSTICIA para nuestr@s muerto@s, herid@s y desaparecid@s!


2. La agresión a otro universitario, a Xavier:

Hoy (jueves) en la madrugada, un grupo de aproximadamente 30 Federales irrumpieron en el domicilio del compañero universitario Xavier Ordóñez Neyra (3er. semestre de Mecatrónica), ubicado en C. Benito Álvarez #22 en el poblado de San Isidro, en el Valle de Juárez.

La familia nos informa que alrededor de las 2 de la mañana irrumpieron violentamente sin orden de Cateo. Xavier al abrir la puerta de su cuarto fue golpeado en el pecho con la culeta del arma por un federal, en ese momento el federal lo tomo de la camisa y lo arrojó al suelo para posteriormente patearlo.

Los (policías) federales también rompieron a patadas la puerta del cuarto del hermano menor (14 años), ante esto Xavier se intento parar para defender a su hermano, pero los federales lo volvieron a someter a golpes.

El padre de Xavier también fue sacado de su habitación a golpes junto con su primo político Daniel Angel Vázquez Montecinos.

El que daba las órdenes al resto de los federales, preguntó al papá de Xavier si este se llamaba Arnoldo. A lo que este respondió que sí. El mando dio la orden de encapucharlos y ponerles mas manos en la nuca pasándolos al patio, semidesnudos y descalzos, en el caso de don Arnoldo con el rostro cubierto con su propia camisa.

En otro de los cuartos un grupo de Federales retuvieron a la madre de Xavier junto con una de sus hijas (10 años) y el hermano de 14 años.

A Xavier y a su padre los pusieron en medio patio con las manos en la nuca y con la cabeza agachada. La raron era para que, según el mando de los federales, otra persona los pudiera identificar, lo extraño es que alrededor no se veía otra persona que no fueran federales, nos platica la familia.

El mando pregunto: ¿Es él? (echándole las luz en el rostro a Xavier).

A lo que una voz entre los federales respondió: No.

Volvió a preguntar lo mismo pero señalando a Don Arnoldo de la misma forma.

La misma voz respondió con titubeo para terminar con un No! En eso el mando de los federales dio la orden: Bájenme al otro cabrón!

Los federales sacarón a culetazos al primo de Xavier, Daniel Angel Vázquez Montecinos. Ya en el patio, al echarle la luz en el rostro, el mando volvió a preguntar lo mismo. Y la misma voz respondió con titubeo un nuevo siseo para terminar con un No! A lo que el mando respondió categórico: Sí, sí es él! , a lo que los federales respondieron llevándoselo a unos 10 metros de donde estaban, donde Xavier puedo ver que los federales empezaron a torturarlo con la llama de soplete en la espalda descubierta de Daniel.

Daniel empezó a gritar y a patalear. Mientras esto pasaba los federales cuestionaban a Xavier y a su papá de que si no decían donde estaban las armas, los siguientes serían ellos. A lo que Don Arnoldo respondió: Aunque me hagan eso yo no puedo decirles lo que ustedes quieren oir!

A Daniel lo seguían torturando, hasta que Daniel gritó Ya estuvo les voy a decir en donde están las armas! Y Daniel llevo a los federales a darle la vuelta a la casa, y al terminar la vuelta Daniel les dijo: Ya ven no hay nada! Y el federal que lo llevaba le respondió: Que no dijiste que ahí estaban las armas, para que se te quite te va a tocar doble!

Otro federal al ver a Daniel un poco retirado de los federales, dijo, que no se les pele el Gordo (Daniel) porque si no lo cueteo. Nada más no hagan ninguna tontería, porque si matan a uno, tendremos que matar a todos.

A Daniel se lo llevaron hacia fuera y se oyeron vehiculos arrancar.

Paso un rato, hasta que uno de los federales, que no era el anterior mando, dio la orden : Métame esos dos!!, ya en la cocina Xavier y su papá fueron sentados con la cabeza baja, Don Arnoldo seguía con el rostro tapado con su misma playera. Uno de los federales le dijo a Xavier, No te preocupes no te van a hacer nada! Ahí permanecieron mientras alcanzaban a escuchar que a su mama la interrogaban de esta forma:

¿Quién es esta niña hermosa(8 años) que está en la foto? A lo que la madre respondió que era su hermana.

En ese momento la mama pidió ir al baño a lo que el federal cuestionó que si el podía estar presente mientra ella estaba en el baño. A lo que la madre respondió que ella no le estaba faltando al respeto, para que el se lo faltara a ella.

A Xavier y a su papá los llevaron a la sala donde permanecieron aprox. una media hora, los federales se comunicaban con claves, hasta que un federal le dijo al otro, sin clave que ya habían llegado y que en otra casa habían encontrado armas.

Después de un rato entraron los federales con Daniel visiblemente golpeado e hinchado.

El mando preguntó a los federales que se quedaron en la casa, ¡¿Dónde están los otros? A lo que los federales respondieron que en la sala.

Este mando le dijo a Daniel: Súbete! ( a una habitación en la planta de arriba)

Un grupo de 5 de los federales separaron a la mamá de Xavier de sus hermanos menores y la mandaron al cuarto donde estaba Daniel. Ya en el cuarto otro federal le dijo a la mama de Xavier: La tengo que revisar para ver si no tiene armas! El federal manoseo morbosamente a la señora .

Ya con Daniel en el cuarto, este le le dijo a la Señora: No se haga usted sabe donde están las armas. La mamá respondió: de que me esta hablando Daniel? Uno de los federales dijo: Ya ve señora, usted sabe como está el rollo, no me quiera ver la cara de pendejo.

La mamá le respondió a Daniel: Por qué me hace esto Daniel, usted sabe que esto no es cierto, yo no expondría a mi familia de esa forma! NO tenga miedo de decir la verdad, no porque lo hayan torturado, sabe bien que si ellos quieren parar paran, si no no!

Uno de los mandos dijo a los federales señalando a Daniel, Ya súbanlo!

En eso bajo uno de los federales de arriba y le dijo a otro de los que estaban abajo en la sala cuidando a Xavier y a su papá. – Dónde están las esposas que se me hace que me voy a llevar a la señora! El otro federal le respondió: no traigo!

En eso el mando habló con la mamá de Xavier, y le dijo que si ellos denunciaban iba a regrezar por Xavier su hijo y por ella y que del hoyo donde los iba a enterrar nadie los iba a sacar.

En eso se retiraron los federales llevando de a Daniel Angel Vázquez Montecinos. Hoy en la mañana casa de la pareja de Daniel fue incendiada.

La familia tiene mucho miedo, pero a decidido denunciar públicamente esta barbaridad. Urge apoyarlos y buscar los apoyos necesarios para garantizarles su integridad.

La familia es conocida en el pueblo por ser gente de bien, y denunican los abusos a los que fueron sometidos, exigen que les devuelvan a Daniel y que paren las amenazas sin sentido.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Unos estudiantes, en el Centro Médico. Otros, en peligro



























































Esta vez, la duodécima Kaminata contra la muerte terminó en el Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez. Donde nunca pensaron. Y al llegar los manifestantes exclamaron aún con más fuerza:

"Darío, vive, vive! La lucha sigue, sigue"

"Juárez, Juárez no es cuartel. Fuera Ejército de él"

"Queremos escuelas, queremos trabajo, queremos hospitales. No queremos federales"

Es viernes, 5 de noviembre. Se cumple una semana del ataque de la policía federal a la Kaminata donde fue herido de gravedad el universitario Darío Alvarez Orrantia por los agentes -envíados por el presidente Felipe Calderón en su llamada guerra contra el narcotráfico-.
Fue durante esta marcha que, el fin de semana pasado, inició el primer Foro Internacional contra la Violencia y la Militarización en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

El vídeo y las fotografías tomadas por los universitarios de los policías federales lograron que Roberto Gómez Cruz, de 42 años y José del Carmen May García, de 27 años, fueran detenidos.

Pero la justicia parece lejana. El primero, Gómez fue encontrado como probable responsable de los delitos de ejercicio indebido de servicio público, abuso de autoridad y lesiones con penalidad agravada, por el juez del Cuarto de Distrito Alberto Emilio Carmona.

Y el policía federal May García podrá salir de la prisión con una fianza, al considerarlo supuesto responsable de los delitos de ejercicio indebido de servicio público y abuso de la autoridad.

La Kaminata continúa, de 5 a 6, 30 de la tarde, como todos los viernes. Este, con más gente: unas cien personas de una media de 30 que suelen acudir.

Llegué tarde a cubrir la protesta. Estaba en la entrada de la Secundaria Federal número 17:

Niños en pánico: sin un celular para poder llamar a sus padres. Algunos, ruegan a sus maestros que los acerquen a sus casas, mientras ellos huyen en sus vehículos.

_"?Nos da un ride (aventón)?, le dice un niño al prefecto Roberto Cervantes, encargado de que los estudiantes cumplan con las normas del uniforme, el peinado, entre otras.

Y él se va, con la ventanilla abierta como si no escuchara nada.

Unos, saben por qué salieron dos horas antes de la Secundaria Federal 17: por las amenazas de un grupo, en una pinta, con rafaguear si no interrumpen las clases. Otros, ni saben por qué finalizaron las clases, hasta que sus compañeros les avisan.

"Se hacen locos porque no querían decirnos qué estaba pasando. Nos dijeron que nos fuéramos porque ya habían venido nuestros padres", comenta un adolescente.

Unos lloran. Otros ríen por no llorar. Llegan dos unidades de policías federales y a los minutos se van, sin preguntarles si necesitan ayuda.

Comienza a atardecer. Niñas de 13 a 15 años confundidas. En espera. Sin dinero para el camión. En la ciudad donde las mujeres desaparecen desde hace 17 años bajo el imperio de la impunidad.

Una madre llega y se abraza a su hijo. "Los niños no tienen la culpa de lo que está pasando y los maestros los dejan solos. Pues está mal, que los maestros se supone que tendrían que estar en la escuela para velar por la seguridad de uno, les dejen solos", afirma Sanjuana Fernández.

"Cuando uno hace las inscripciones dejamos el número de teléfono de nosotros y otro, y no hablaron nada", añade.

No sólo la Secundaria Federal 17 recibió las amenazas. También, a la vez, la Técnica 15, Bachilleres 270 y la primaria Guillermo Ronquillo, en el suroriente de Ciudad Juárez. A algunas de ellas, les están presionando para que paguen una cuota de extorsión.

Unas adolescentes, en sus uniformes rosas, prefieren caminar entre el desierto para llegar a sus casitas que esperar a que la noche caiga y lleguen sus padres a recogerlas: en la puerta de una escuela cerrada.


*****Los manifestantes, la mayoría estudiantes, anuncían que van a convocar una marcha nacional para el 20 de noviembre donde pedirán la retirada del Ejército y la Policía Federal. Por las calles México surgirán otras marchas oficiales. Las que conmemoran el centenario de la Revolución.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Matar a estudiantes, sin Daniel Alberto. Sin 40 desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico

Escuchó los disparos. En una colonia situada en frente del Centro Cultural Universitario de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, donde el viernes fue baleado el estudiante de sociología Darío Alvarez Orrantia. Y salió para ver qué había pasado.

Ahí, encontró a cuatro jóvenes acribillados. Más su compañero: el estudiante de odontología Daniel Alberto Mazón Gastélum, nacido en el estado de Sonora hace 26 años. Son poco más de las 8 y media de la tarde el miércoles 3 de noviembre en el exterior de una casa ubicada entre Hermanos Escobar y Río Valdivia.

Cuando llegó el universitario tenía aún pulso y estaba acompañado de Policías Federales A los minutos, Daniel Alberto murió en los brazos de otro compañero de la universidad.

Otro de los heridos respiraba. Rogó a los federales que le ayudaran a llevarlo al hospital -las escasas ambulancias que hay en Juárez llegan más tarde que los policías como si la ciudad estuviera diseñada ahora para morir-.

No le queda otra que transportar en una camioneta a uno de los heridos hasta el hospital Guernika.

Tiene miedo y por eso, prefiere mantenerse en el anonimato.

Con Daniel Alberto Mazón Gastélum, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, ha perdido a 14 estudiantes y 3 académicos, según Servando Pineda, el vocero de la institución. Desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón, son 40 los universitarios y profesores de centros juarenses que han sido asesinados.

Daniel, de cuatro semestre de odontología, y su vecino fueron los últimos asesinados en una jornada con 9 muertos más.

Unos 30 minutos antes, hacia las 8 de la tarde, un policía municipal y su esposa son asesinados en una gasolinera de la avenida Oscar Flores y Ramón Rivera Lara. Con ráfagas de metralleta de varias camionetas, según testigos. Tienen un niño de 3 años que en el momento del doble asesinato no está con ellos.

Un amigo del policía Escobedo me cuenta cómo supo que éste fue asesinado. Lo llamó al celular y....

_"?Qué quién eres o qué? Ese guey lo acabo de matar ahorita".

martes, 2 de noviembre de 2010

"Si nos dan a un@, nos dan a tod@s": más de 2 mil universitarios rompen el silencio del terror en una Juaritos militarizada: comienza el cambio























































































Para comenzar, el vídeo del documentalista juarense Angel Estrada:


Hecho insólito esta tarde en Juaritos:

Unos 2 mil 500 universitarios en las calles. La mayoría de ellos nunca han estado en una manifestación. El lema de esta es: "Si nos dan a un@, nos dan a tod@s".

Y gritan con fuerza:

"!Queremos escuelas, queremos hospitales, queremos trabajo. No queremos (policías federales)!".

"Felipe (presidente Calderón) escucha, el pueblo está en la lucha".

"Darío, aguanta. El pueblo se levanta".

"?Cuáles son nuestras armas? !El conocimiento!"

"!Los estudiantes no tenemos miedo!"

Los automovilistas que los encuentran comienzan a acompañarlos con los cláxones, muchos abren las ventanillas, levantan sus brazos, los aplauden. Y juntos, rompen el silencio, el terror que se vive cada día en Ciudad Juárez desde que el presidente de México Felipe Calderón iniciara su llamada guerra contra el narcotráfico en enero del 2008: con más de 7 mil asesinatos en la ciudad. Miles de desplazados. Más de 10 mil niños huérfanos. Secuestros. Extorsiones. Desapariciones. Casas abandonadas. Negocios cerrados. En una Juárez militarizada.

Muchos de los universitarios van vestidos con batas blancas, llevan libros, velas. Otros, camisetas con el emblema de la protesta, que surgió tras ser baleado el viernes por policías federales su compañero Darío Alvarez Orrantia, en la Kaminata contra la muerte, con la que se abría el Primer Foro contra la Violencia y la Militarización: por una cultura diferente.

Algo está cambiando en Juaritos: un 2 de noviembre del 2010, a 18 días del centenario de la Revolución, en una ciudad donde se firmaron los acuerdos de Paz, donde el Ejército Libertador con el General Madero y Pancho Villa, entre otros, tuvo su campamento: en un lugar histórico y ferozmente hermoso (ahora abandonado) en la golpeada colonia Anapra.

Es el Día de los Muertos, que en esta ciudad en guerra es el de todos los días. Con 14 asesinatos más. Hoy se conmemoran tiempos pasados que renacen.

Decenas de pancartas. La que abre la marcha dice: "Asociación Estudiantil Juarense", que se acaba de formar. La segunda, mucho más grande: "Animo Darío". Otras: "Federales asesinos", "Queremos paz".

La manifestación comienza en los terrenos de la Megabandera hacia las 6,15 de la tarde. Con instrucciones: será pacífica. Varias personas llevarán banderas para comunicarse con los manifestantes. La blanca, será señal de que hay policías federales y que hay que tirarse al suelo. La roja, señalará el peligro y la verde, es la que todos tienen que seguir para no perderse.

Se escucha la música de un grupo cristiano que ha llegado en la misma zona a realizar una celebración y al conocer la movilización de los estudiantes se solidarizan y rezan para que no los maten.

Y los universitarios comienzan. Dos horas recorriendo las calles principales de Ciudad Juárez.

Conozco a Christian Hernández, de 22 años. Estudia derecho en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, una de las punteras en México. Nunca ha estado en una manifestación. Y a sus padres no les gustó la decisión. Pero él les dijo:
"Yo estoy harto de vivir bajo el miedo, y prefiero morir de pie que morir de rodillas". Y salió.

Lo mismo piensa Daniela Flores, estudiante de medicina nacida en la ciudad de Chihuahua. Sobre todo, desde que vio cómo el viernes los policías federales disparaban a los estudiantes. Ella estaba caminando, hacia la reunión de una amiga. Cuando vio cómo los federales disparaban, hirieron a Darío, y le decían: "!!Levántate cerdo!!". Ella se escondió debajo de un carro. Tuvo que tomar tranquilizantes para dormir. Y decidió convertir la diversidad en fortaleza y formar parte del surgimiento de la primera organización estudiantil juarense que agrupa a todos los estudiantes.

Denisse Ortega, licenciada en economía de 23 años, perdió hace dos meses a uno de sus mejores amigos, asesinado. Lleva una pancarta con su nombre: Jorge Luis Enríquez, de 25 años.

Lo peor, dice Brenda Solís, de nutrición de 21 años, es ver morir a la ciudad. "Ya, ya. Ya basta de todo esto. Yo ayudo a niños, tengo hermanos, amigos, no quiero que maten a mi familia, a mi ciudad".

La marcha llega al Instituto de Arquitectura, Diseño y Arte (IADA) y las puertas de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez se abren para los manifestantes. Y no encuentran la vida de una de las celebraciones más concurridas en Juaritos, la del Día de los Muertos, con la exposición y concurso de altares, venta de antojitos mexicanos, música y danza. Esta se suspendió por primera vez en 27 años por "causas de fuerza mayor".

Habla un estudiante. También toma el altavoz Olga, la mamá de Mónica Janeth Alanis Esparza, que les ruega que no se olviden de su hija (como lo ha hecho las autoridades), desaparecida hace casi dos años. A sus 18.

Una estudiante de trabajo social, Alice Arteaga, de 19 años pide el altavoz para decir cómo se siente. Y en resumen, comienza a denunciar ferozmente al presidente Felipe Calderón por la situación en la que se encuentra su Juaritos.

Tres universitarias se suben a una escalinata. Desde ahí, Yesenia Alvarez, de nutrición, de 21, comienza a leer un texto, dirigido a toda Ciudad Juárez. Estas son sus voces que demandan el fin de la violencia y la desmilitarización, el principio del cambio se siente aquí con fuerza:


Ciudad Juárez, 2 de noviembre del 2010

Nos reunimos el día de hoy no solo a raíz de los recientes hechos del pasado viernes 29 de octubre sino también en nombre de todas aquellas personas que en el transcurso de estos 3 años han resultado afectadas por esta ola de violencia.

Sabemos que esto es consecuencia de que a la fecha todos los estudiantes y la sociedad decidimos escondernos tras el miedo y la desunión, mientras se militarizaba nuestra ciudad, estamos cansados de esperar que alguien que no es de Juárez y que no le importa Juárez venga a resolvernos el problema de la inseguridad, porque lo único que han hecho es llenar nuestra ciudad de fuerzas armadas, falsos protectores que se han dedicado a perjudicar a la ciudadanía juarense.

Nos pronunciamos en este movimiento para exigir el regreso de la seguridad y la tranquilidad.

Hoy en Juárez la sociedad ha decidido rechazar la presencia de las fuerzas armadas no por un hecho aislado, no solo por nuestro compañero Darío, sino porque estos sucesos son claros ejemplos del modus operandi de federales y militares.

Vamos a trabajar a favor de la NO VIOLENCIA y la DESMILITARIZACION de nuestra ciudad porque deseamos borrar con esto el estigma de la ciudad mas violenta del mundo, buscando que se de a conocer como la ciudad que mas trabaja por la paz.

Los resultados de la militarización son claros, el crimen sigue, la violencia crece y el número de víctimas cada vez es mayor, hoy en nuestras casas es más el miedo a los cuerpos armados que al crimen organizado. Hoy recordamos a todos los que han sido victimados y proponemos otro enfoque para trabajar contra la inseguridad; proponemos con el ejemplo, trabajando día con día, saliendo a la calle, alzando la voz, acudiendo a estudiar, ese modo de trabajo es el que saca a los jóvenes de las calles, el modo de trabajo que forma profesionistas no criminales, a diferencia de la militarización.

Es por esto que los invitamos para alzar la voz, para colmar de información al pueblo, ya no podemos ignorar lo que dentro de nuestra máxima casa de estudios sucedió.

Queremos ser la voz unida de la enmudecida justicia, exigimos urgentemente un cambio favorable que promueva el establecimiento de una paz estable y duradera que permita el desarrollo de la comunidad estudiantil con garantías de seguridad, deseamos volver a tener aquella ciudad progresista y hospitalaria que acoja a todas las personas que deseen vivir aquí, que haya mas seguridad, mas empleos, mas inversiones, mejores servicios de salud.

Convocamos a todas las personas de buena voluntad a unirse a estos movimientos para que juntos reescribamos la historia de Juárez y demos un nuevo rostro a esta ciudad.

No somos un grupo de izquierda o derecha, somos estudiantes universitarios y vamos mas allá de grupos, somos una sociedad democrática, de todos los credos, y todos nos reunimos por un bien común, alzamos la voz exigiendo que los militares y los federales dejen nuestra ciudad.

Convocamos no solo a los estudiantes sino al pueblo en general, a la madre, al padre, al hermano, al hijo, al trabajador, al comerciante. Todos somos víctimas. Rompamos el silencio, que sepan que YA NO TENEMOS MIEDO.

Y recuerden:

¡¡¡¡SI LE DAN A UNO; NOS DAN A TODOS!!!!

ATTE:

ASOCIACION ESTUDIANTIL JUARENSE