viernes, 31 de diciembre de 2010

Comienza el 2011 sin poder decir a miles (en atúdes) Feliz Año

































Cielo gris (rarísimo en Juaritos): montañas nevadas. El frío del desierto. El rojo de hoy: en dos asesinatos y una mujer herida. Es 31 de diciembre de 2010 en Ciudad Juárez, el año más sangriento en su historia: 3 mil 111 asesinatos (bajo el imperio de la impunidad).

Estoy en un salón de baile: donde fueron asesinadas hace mes y medio 5 personas y fueron heridas otras seis. Todo preparado para celebrar la noche del Fin de Año.

Algunos de los 38 empleados que abandonaron su puesto de trabajo por el terror que vivieron aquella noche han regresado estos días de Navidad: no encontraron otra manera de dar de comer a sus hijos.

Esperan a los clientes. Si en una noche entresemana acudían 350 personas, ahora unas 17. Los sábados, han pasado de 550 personas a 65. Hasta que ocurrió la masacre este salón de baile seguía vivo, aunque con muchos menos clientes que antes del 2008 cuando comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón.

"Volver a abrir y empezar es mucho más difícil, porque estás levantando a un cadáver", me comenta Fran, el dueño del lugar, de 49 años.

Hace un año, a estas mismas horas, en un 31 de diciembre, su rostro era otro. Las cumbias y norteñas (que tanto me gustan) sonaban con alegría y me deseó un felizote año. Los clientes, muchos de ellos obreros de las fábricas maquiladoras, comenzaban a llegar a pesar de la inseguridad que azotaba a una Juárez militarizada. Pero aún no le había tocado a su local que se encuentra en la misma calle donde fue incendiado hace dos semanas el negocio de maderas de la pareja sentimental de Marisela Escobedo, la mamá de Rubí, también asesinada.

Hoy cuando llego a su oficina, llena de fotos de otros tiempos, lo encuentro borrando de su celular varios números. Me dice que fueron unos 100: entre amigos y conocidos (asesinados) este 2010 que está a punto de finalizar.

"Más que miedo lo peor es que nos estamos acostumbrando a vivir entre cadáveres. No hemos sabido exigir a las autoridades que cumplan con su trabajo".

Entre la oscuridad de los negocios y casas abandonadas de la colonia La Cuesta, surge una luz de neón que anuncia la Discoteque DESESPERADOS. Fran elegió el nombre hace 5 años "cuando Juaritos era una ciudad de oportunidades, de sueños, y cuando estás trabajando de domingo a sábado estás desesperado por terminar y divertirte".

No hay ningún cliente. La noche es larga. El año se despedirá a ritmo de La Sonora La Actual, rogando al universo que no sea a ritmo de balas.
"Ahora lo que estamos es desesperados por lo que estamos viviendo".

******Cena de Nochevieja: pasé una noche hermosa. Son las doce. Llegan las uvas, el brindis, los agradecimientos y los deseos: en voz alta. Cada uno de los miembros de una extensa familia, desde los más chicos a los más mayores con su sabiduría, comienzan a hablar en respetuoso orden: piden por los que fueron asesinados y sus familias; para que el año próximo estén en esa misma mesa, todos juntos; que Juárez vuelva a ser la de antes, que haya paz.
Me emociona el rostro de uno de los más jóvenes cuando dice que este año se había sentido muy oprimido y que la familia y Dios le habían ayudado a no deprimirse.
Al terminar la ronda de deseos, le pregunté por qué se había sentido así. La respuesta: su mejor amigo había sido asesinado, varias mamás de sus amigos, también.
El tiene 21 años. Estudia ingeniería.
Pienso en el presente de los que viven una realidad sin tener que vivirla. Por una ficticia guerra. Y en el futuro.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Navidad en la ciudad del luto constante (y la alegría por vivir)





























Casi no me atrevo a decir Feliz Navidad: el día lleva aquí 8 asesinatos, creo, y ahora que estoy lista para celebrar sólo pienso que en Juaritos, a pesar de los miles de asesinatos bajo el imperio de la impunidad, no se ha perdido la alegría por vivir.

Me conmueve la dignidad de los que siguen sonriendo a pesar de haber sido asesinados sus familiares, amigos, vecinos, y que con su lucha me siguen enseñando en este camino fantástico que es la vida.

Esta mañana, me cantaron Roja Navidad: cambiaron "Blanca" en referencia a la sangre que llevábamos nada más comenzar el 24 de diciembre. Escuché esta adaptación del popular villancico de la boca de uno de mis tantos admirados colegas locales que ha perdido a 10 amigos en este año, mientras sus ojos trataban de contener la rabia de ver cómo están matando a su ciudad.

Familias esperando a sus hijas desaparecidas. O justicia.

Otras miles que se preparan a vivir su primera Navidad con sus hijos asesinados.

Madres de chivos expiatorios -inocentes convertidos en culpables por las autoridades- en busca de chamba para poder llevar unos tamalitos a sus hijos en prisión, defendidos por abogados públicos del estado que los condenan a la injusticia.

Más los que tuvieron que huir, para no ser asesinados. Como los hijos de Marisela Escobedo, la mamá de Rubí, detenidos por las autoridades migratorias estadounidenses, siguiendo el proceso para pedir asilo.

Los hay los que no tienen para cenar ni para calentarse, como la familia de Sergio Adrián Hernández Güereca, asesinado por un agente de la patrulla fronteriza estadounidense en territorio juarense, bajo las promesas incumplidas de ayuda de las autoridades mexicanas que no han cumplido ni las materiales: la casa que anunció a los medios de información el ahora ex alcalde José Reyes Ferriz cuando la presión internacional estaba sobre este caso.

"Es una Navidad sin la alegría que uno espera cada año. Yo no espero nada de nada, más que esperar en Dios", me dice Jesús Hernández, padre del menor asesinado.

Esta es una ciudad en luto, sin adornos en los negocios que quedan abiertos, y en la mayoría de las casas que no han sido abandonadas.

Pasan las horas del 24 de diciembre. Y la familia de la estudiante de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez Mónica Janeth Alanis Esparza, que ayer cumplió años, esperan "un milagro": que aparezca, que deje de ser una de las muchachas desaparecidas como lo es desde hace un año y ocho meses bajo la indiferencia de las autoridades que no investigan como desde hace casi 20 años en que las mujeres (pobres) comenzaron a desaparecer. Ahora sólo la ven en fotografías.

"Hace 20 años me la trajo Santa Claus. Espero que hoy me la devuelva", dice Olga Esparza, la mamá de Mónica Janeth.

Y su hijo Jaime, de 17 años, la abraza. Su esposo, Ricardo, bromea. Y juntos la esperan, intentando sobrevivir un día más, sin derrumbarse.

*****Los cadáveres de los que hoy pensaron celebrar la Nochebuena siguen llegando al Servicio Médico Forense, que se suman a los cerca de 8 mil asesinados en Ciudad Juárez desde que comenzó hace 4 años la llamada guerra contra el narco del presidente Calderón.

ACTUALIZACION: estoy en el paraíso de la vida, con todos sus matices, pero no lo reconozco. Las calles están más desiertas que nunca, igual que los puentes internacionales que separan Juaritos -la ciudad más peligrosa del mundo- de El Paso, la más segura de Estados Unidos.

Al final, fueron 9 los asesinados: en Nochebuena. Y a estas horas, hay tres más: familias que estarán preparando un funeral en lugar del tradicional menudo o pozole para saborear en este día de Navidad.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Las mujeres del velo blanco: para ser vistas, escuchadas y no ser asesinadas por pedir justicia: como Marisela Escobedo

































































































Observadas. Les toman fotos. Les hablan, les piden sus datos: como si fueran periodistas que van a informar, pero son de la Secretaría de Gobernación de México.

"Yo sólo hago mi trabajo", contesta el hombre cuando un grupo de cuatro manifestantes lo descubre y le increpan. El se aparta. Guarda su cámara, su grabadora.

También, en el acto de protesta, está el vocero principal de la Fiscalía General del Estado, da vueltas, atento. Y otros periodistas que trabajan para el gobierno del estado de Chihuahua.

Ellas se tapan el rostro, con velos blancos: los "burkas" de las mujeres de Juárez para intentar sobrevivir en su lucha de búsqueda de justicia y no ser asesinadas como Marisela Escobedo. Y al esconderse, intentar que las vean, que las descubran en sus casi 20 años de lucha, de mujeres desaparecidas y muertas bajo el imperio de la impunidad. Una lucha que desde hace cuatro años se suma por la de también los miles de hombres, jóvenes y niños asesinados en la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón.

Intentan cubrirse más. Dicen que el asesinato de Marisela, la mamá de Rubí, fue un crimen de estado.

Miércoles 22 de diciembre. Los ocres dejan paso a los naranjas del cielo grandote de Juaritos: es el atardecer. Desde la funeraria donde fue velada Marisela Escobedo comienza una manifestación hacia la explanada de la Fiscalía General del Estado, donde se encuentran cruces de madera rosa que desde hace años sugen para demandar justicia por las muertas asesinadas.

Y ellas llegan: muchas madres de desaparecidas que intentan sobrevivir cada día sin saber dónde han dormido sus hijas, si han comido o si están vivas o muertas. Ellas, como comenta Olga Esparza, la mamá de Mónica Janeth Alanis Esparza, estarían con Marisela en sus marchas por la justicia a no ser porque fue asesinada el pasado jueves delante del Palacio de Gobierno del estado, en la ciudad de Chihuahua, a unas 5 horas al sur de Juárez.

Quien no se cubre el rostro es Luz María Dávila, a la que le arrebataron sus dos únicos hijos en la masacre de 15 de Villas de Salvárcar, y quien en febrero le reclamó al presidente Calderón lo que nadie se atrevió a cuestionarle hasta el momento: su guerra.

"No tengo miedo, ya perdí todo...Pido justicia, que no maten más", dice Dávila.

En silencio. Con velas, niños, madres, esposas, abuelos. Unas 300 personas. Y ellas comienzan a gritar: "!Marisela, vive. La lucha, sigue!". Lo hacen sorteando los vehículos para no ser atropelladas, sin la protección de la policía de tránsito que sólo llega al final del recorrido de la manifestación.

Una cruz tejida de flores blancas tendida en la explanada de la Fiscalía. Gritan que el estado es un asesino, que renuncien las autoridades si no pueden. Cubren las escaleras de la Fiscalía con velas, con carteles que piden justicia.

Ella toma el micrófono. Se alza como vocera de las organizaciones civiles que se han unido a la marcha, están desde representantes del Comité Médico Ciudadano al Plan Estratégico de Ciudad Juárez, entre otros. Y habla:

"No hay justicia para las madres de los jóvenes de (las colonias de) Salvárcar o de Horizontes del Sur, ni para las mujeres asesinadas, ni las familias de las mujeres desaparecidas desde 1993, ni los hijos huérfanos o desplazados, ni para los que han sido secuestrados o extorsionados. Tampoco hay para los periodistas asesinados ni aquellos censurados", afirma Imelda Marrufo, de la Red Mesa de Mujeres.

"No hay justicia cuando se encierra a un chivo expiatorio como Israel Arzate Meléndez, ni para él ni para su madre, ni para los colonos de Salvárcar que la demandan", agrega.

"La simulación sustenta en respuestas simplistas de (la ahora) destitución de jueces, cuando está demostrado que hubo fallas en todo el proceso de investigación del caso de Rubí por lo que atañe también a otros poderes"

"No hay justicia cuando el estado simula al afirmar que quienes hacemos cualquier crítica y propuesta diferente a la suya estamos en su contra y en contra de la sociedad. La simulación sustenta la impunidad. No sólo no investiga sino que mantiene a los funcionarios corruptos"

Comienzan a cantar, primero "Yo te nombro libertad": por la idea perseguida, por los golpes recibidos... por la gente sometida, por los hombres explotados, por el héroe asesinado, por los fuegos apagados. Miro al hombre de Gobernación intentando ser cuate de las madres de las desaparecidas. Y siento el peligro, de un estado que mata, por omisión o con balas.

**** El médico Javier Alfonso Pérez Domínguez, de 46 años, fue asesinado hoy cuando se dirigía hacia la marcha, según algunos doctores. También, nueve más. Los políticos siguen hablando del asesinato de Marisela como políticos, sin ir a la raíz de los problemas.
El alcalde Teto Murguía (PRI) insiste que Ciudad Juárez no es la ciudad más peligrosa del mundo y echa la culpa a los medios de información de la imagen de la ciudad, que no atrae a inversionistas.
Por ahora, lo más destacado de su mandato ha sido adornar la ciudad con luces navideñas, piñatas de papel y traer una pista de hielo de la Fundación Telmex, del hombre más millonario del mundo, el mexicano Carlos Slim, que está comprando la ciudad, en ruinas. Como si el mensaje fuera: "al menos, que por divertirse no quede. Después si eres asesinado, extorsionado o secuestrado, ni modo, ni modito, que en Juaritos todo está bien chido".
*Más de 3 mil 100 personas han sido asesinadas durante este año en Ciudad Juárez.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Si protestas, te matan: Marisela Escobedo (la mamá de Rubí) regresa del Palacio de Gobierno de Chihuahua en un ataúd













































Marisela Escobedo regresa del Palacio de Gobierno del estado de Chihuahua: en un ataúd.

Unas, portan siluetas (rosas) de mujeres: "Marisela, crimen de estado". Otras madres de desaparecidas llevan las fotos de Rubí Frayre, la hija asesinada de la ahora también asesinada Marisela Escobedo.

Saludo a la señora Evangelina Arce, que desde el 98 busca a su hija, Silvia Arce. Y me pregunto cómo las autoridades pueden dormir en paz.

Están en fila. Una detrás de otra. Con estudiantes, que han sido amenazados y golpeados por la Policía Federal enviada por el presidente Felipe Calderón en su llamada guerra contra el narcotráfico. Y con activistas.

Viernes en la tarde, a la entrada de Ciudad Juárez, en el Kilómetro 20. Marisela Escobedo, la mamá de Rubí Frayre, regresa de la ciudad de Chihuahua donde estuvo pidiendo justicia delante del Palacio del Gobierno Estatal y el jueves fue asesinada.
Su hija Rubí fue calcinada en agosto del 2008 por su pareja: Sergio Barraza Bocanegra, que fue exonerado en abril de este crimen y puesto en libertad.

Cuando la camioneta entra por la ciudad, un centenar de personas le reciben con: "Marisela, vive, la lucha sigue!". Lo hacen juntando sus manos, rodeando el vehículo donde van sus hijos, con su madre muerta, cortando la carretera por unos 10 minutos.

Berta Alicia García Ruiz -la mamá de Brenda Berenice Castillo -desaparecida a los 17, hace casi un año-, se acerca hasta la ventanilla para darles ánimos.

"Nos quitaron a una gran compañera de lucha. Ella nos enseñó a luchar, a no tener miedo, que nos defendiéramos de todo", comenta después la mamá de Brenda Berenice.

Lo mismo hacen otras, como Olga Esparza -la mamá de la universitaria Mónica Yaneth Alanis Esparza- desaparecida en marzo del pasado año, y su esposo Ricardo, con la que tantas veces habían compartido marchas pidiendo justicia.

El estar ahí, durante más de dos horas, esperando a que llegara el féretro no fue fácil para muchos de ellos, en una ciudad donde el transporte público es pésimo y la crisis económica azota con fuerza.

Luis Eduardo Rodríguez, de 49 años y desempleado de una fábrica maquiladora, gastó los últimos cinco pesos que tenía para recibir a la mamá de Rubí. Llegó desde la colonia Villas de Salvárcar, donde en enero fueron asesinadas 15 personas en una fiesta estudiantil y su hija recibió tres disparos, de los que intenta recuperarse.

"Me mueve el hartazo de la injusticia, y la impunidad y que sean los mismos gobiernos los que hayan posicionado la injusticia", dice. "Tengo mucho miedo, pero el miedo no me va a vencer".

Miro los rostros de los manifestantes. Y reconozo a Adrián Fuentes Luján, el recién graduado de diseño de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, que fue levantado por la Policía Federal y le obligaron a tomarse fotos con armas, tras haberse convertido en vocero espontáneo de la manifestación pacífica del foro contra la militarización donde los policías federales disparon contra los manifestantes e hirieron de gravedad a Darío Alvarez Orrantia, estudiante de sociología. Ahí estuvo la mamá de Rubí.

Veo a Julián Contreras, miembro del Comité de Vecinos de Villas de Salvárcar, que la semana pasada fue agredido por los Policías Federales que le robaron su cartera, y ahora porta la insignia que siempre llevó Marisela Escobedo, pidiendo justicia.

Y al verlos me doy cuenta de los que no están. De los que tuvieron que huir. O fueron asesinados.

"Estamos aquí para solidarizarnos, para acabar con la versión oficial que nos dice que aquí se están matando entre ellos (narcos), cuando vemos es todo lo contrario. Lo que vemos es una política de terrorismo de estado, cuando las fuerzas federales nos intimidan, nos golpean por el simple hecho de pedir paz y justicia para la ciudad", subraya Contreras, de 27 años, que participó, entre otros proyectos, en la fundación de una biblioteca en una casa abandonada, de la que fue robada la semana pasada una de las cuatro computadoras, la que contenía una base de datos de los vecinos.

Y Contreras, licenciado en letras, comenta: "Yo estoy esperando para saber si mi país (México) y si el mundo va a permitir que se extinga la poca resistencia que hay para detener esta barbarie del estado mexicano contra los juarenses".

ACTUALIZACION: Marisol Escobedo, enfermera jubiliada de 52 años, apenas pudo ser velada en la funeraria donde se encontraba. En la mañana del sábado el negocio de su pareja "Maderas y Materiales Monje" fue incendiado y se llevaron a su cuñado, Manuel Monje Amparán, de 37 años. La familia adelantó el entierro, que estaba previsto para la tarde del domingo, y la sepultó para tratar de evitar otros atentados. La despidieron con un gran aplauso. Como una gran heroína.
Desde que fue asesinada, Ciudad Juárez se siente más triste. Como si ella se hubiera convertido con su lucha en la mamá de todas, de todos. Como lo hizo con su nieta, la hijita de Rubí, de casi tres años, ahora huérfana también de abuela.


**** MARISELA, su lucha durante el Foro por una Cultura Diferente y contra la Militarización:

http://www.youtube.com/watch?v=qgWCx6tftOs


domingo, 12 de diciembre de 2010

Música y ballet clásico para seguir soñando: en una Juárez que agoniza






































































Fuera, el terror: 7 asesinados -entre ellos un pequeño de 14 años- hasta las 6 de la tarde en que comenzó el paraíso: de los posibles.

Dentro, la vida: familias enteras, desde niños a abuelos. Como si no cupiera un sueño más en el recinto, de una ciudad que se queda cada día más vacía: entre los muertos y los que huyen.

Dos horas de magia. Y aplausos apasionados: en el Centro Cultural Paso del Norte, una de las joyas arquitectónicas de Ciudad Juárez, con un teatro que se asemeja en su diseño y acústica al Metropolitan Opera de Nueva York.

A los 56 intérpretes de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ) los despiden como héroes: como si sintieran que están ante la orquesta que realiza más óperas en el país -tras las de la Ciudad de México- a pesar de que nació hace cinco años, cuando la violencia comenzaba a dispararse en la ciudad.

Uno de los niños del ballet se acerca a la orquesta para entregar un ramo de flores a la violinista búlgara Iliana Vasileva.

"Andale, que yo soy mexicana, pero nací en Bulgaria, en Varna, una ciudad preciosa a orillas del Mar Negro. Ciudad Juárez me ha dado mucho amor, mucha ambición", me cuenta Vasileva, casada con otro músico de la orquesta, Valentin Nedelchew.

El Cascanueces de Tchaikovsky acaba de finalizar, por segunda y última noche, con un total de 3 mil 400 asistentes. Aplausos para todos: el Coro de la UACJ, para María del Roble Becerra, la directora del Ballet Clásico de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Y ovaciones para el director de la Sinfónica, el chihuahuense Carlos García Ruiz, formado en Canadá y Viena.

El cubano Jasmany Hernández Negret, que fue solista del Ballet Nacional de Cuba, y participó en el estreno del Cascanueces en Juárez el pasado año, sueña con regresar:

"La orquesta es fenomenal. El ballet han dado un giro de casi 180 grados, la coreografía ha cambiado, el nivel técnico".

Negret junto con Mónica Barragán son los dos bailarines de la Compañía Nacional de Danza de México invitados para esta producción.

"El teatro es maravilloso y el director de la orquesta, fabuloso. Es un contraste impresionante ver las noticias de los muertos y ver un teatro lleno, aplaudiendo, de pie", apunta la bailarina.

Temina la noche: con niños que quizá descubrieron que pueden ser músicos, bailarines o sopranos, en lugar de sicarios. Y con tres muertos más en la tarde: 10 hoy.

Al despedirme del violoncelista Momchil Tzvetkow Gazdov, de 39 años, que pertenece a la orquesta desde el inicio, me comenta:

"Soy más mexicano que búlgaro. Ciudad Juárez me ha dado todo, me ha dado patria. La gente me encanta y sí, tengo amigos mexicanos que se han ido, pero yo soy feliz acá".

Y sonrío: por respeto a los que ya no pueden.


****Las fotos que tomé: para intentar viajar hacia la magia de El Cascanueces. En Juaritos.

martes, 7 de diciembre de 2010

Hoy comenzó su sueño: con un funeral















Sintió algo extraño. Acababa de graduarse de medicina de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, una de las punteras de México. Y el jueves celebrará su ceremonia. Debía estar contento.

Pero lo que sentía era coraje: ya no está el doctor, el que le ayudó en el camino de los sueños universitarios. En la mañana, fue a su funeral. Pero en la iglesia de la Divina Providencia no lo encontró: ni en su ataúd, ni con sus cuatro hijos. No estaban en Juárez por seguridad.

El cuerpo de su maestro, de uno de los médicos más reconocidos de Ciudad Juárez, será enterrado el miércoles en otra tierra, en El Paso (Tejas) tan cerca y tan lejos de su querido México: tan lindo y ahora, tan cruel. En día en que esta ciudad cumple 351 de su nacimiento y que ahora agoniza en la muerte impune.

El martes, por primera vez en 61 años, hubo paro en el Centro Médico de Especialidades, donde trabajaba el doctor José Alberto Betancourt hasta que fuera secuestrado el jueves y el sábado apareciera convertido en un cadáver. Sólo se atendieron a las personas que presentaban una emergencia. Un crespón negro lo cubría.

Desde hace casi cuatro años, algunos médicos me cuentan que optan por caminar y entrar al Centro Médico de Especialidades como pacientes para intentar pasar desapercibidos y no los secuestren. Algunos de ellos, como el doctor Betancourt, se refugiaron en El Paso para proteger a sus familias pero todos los días tomaban el riesgo de regresar a Ciudad Juárez para sanar a sus pacientes mexicanos.

En la entrada del Centro Médico -donde atienden a sus pacientes, cada vez más víctimas de esta llamada guerra contra contra el narcotráfico- los doctores y estudiantes de medicina se reunieron para celebrar la vida del doctor Betancourt. Con velas y globos blancos de sueños de estudiantes convertidos en despedidas, en funerales. En una ciudad de héroes anónimos: por el hecho de sobrevivir en ella un día más, por no dejarla morir.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Secuestrado, torturado y asesinado: Juárez sin el doctor Betancourt (y sin ocho más, por el momento)















Un mensaje de texto en mi celular juarense: unas horas después de que comandos armados irrumpieran en dos centros de rehabilitación y a balazos y granadazos asesinaran a cuatro personas, y dejaran heridas a ocho bajo la mirada de Policías Federales que no actuaron, según testigos. Más los tres asesinados durante la mañana, por ahora.

Es domingo, 10 de la noche, 5 de diciembre 2010:

Hola Judith. Malas noticias. Apareció
asesinado el Dr. Betancourt.

Lo llamo y se desahoga:

"Apareció torturado, un médico qué daño les hace. Uno intenta hacer la vida normal pero no hay futuro, no tiene quedarse aquí en un lugar donde no hay futuro, ni siquiera puedes trabajar. No hay trabajo y el poco que hay te matan por hacerlo, por trabajar honestamente.
No puedo creerlo. Espero que esto cambie, porque ya Juárez está muerto y más con esto, ya valió. Ya nada se puede hacer, con qué compras una vida".

El jueves -tras el secuestro del ortopedista José Alberto Betancourt, de 57 años, y profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ)- hacia las 8 y media de la noche en el estacionamiento del Centro Médico de Especialidades me había llamado, con su voz entrecortada, nervioso, pero con la esperanza de que apareciera vivo.

Al día siguiente me comentó que los secuestradores pedían un rescate de 2 millones de pesos. Se estaban movilizando para conseguir el importe y con ello, venían los pequeños detalles para entregar el dinero como el vehículo que utilizarían. El prefiere mantenerse en el anonimato por seguridad.

En su casa, la doctora Leticia Chavarría, presidenta del Comité Médico Ciudadano, comienza a llamar a los doctores más cercanos para avisarles del desenlace del nuevo ataque a su gremio y a los pacientes que atendía, que se quedarán sin su médico. Este mismo gesto lo ha repetido por "20 ocasiones desde el 2008", el número de doctores que han sido secuestrados en Juárez.

Dos de ellos fueron asesinados tras ser secuestrados. El primero, el doctor Alfonso Rocha, que apareció el 10 de septiembre tras desaparecer durante mes y medio. Ahora le tocó al ortopedista Betancourt, que trabajaba en un centro hospitalario grande, a diferencia de las otras víctimas.

"Sientes una impotencia. Sientes angustia. Sientes dolor. Cómo en un segundo destrozan la vida de un doctor, de una vida dedicada a su profesión. Una persona tan decente, de corazón noble. En muchas ocasiones él hizo su labor sin cobrar", me comenta la doctora Chavarría.

Y me dice cómo en Juárez los médicos que no han huído de la ciudad están "dando a escondidas la consulta, en lugares sin letreros, sólo por citas, a puerta cerrada o en otros consultorios para que no los ubiquen".

De esta mujer de voz dulce surgen las exigencias para que no los maten. "Las autoridades no han hecho lo suficiente para que no sigan sucediendo hechos como éste. Aquí sólo la unidad del gremio sino de toda la sociedad -a nivel de exigencia- para que las autoridades atiendan la violencia que hay en esta ciudad".

No pagaron el rescate. Estaban negociando. Ayer sábado, hacia las 7 de la tarde, unos hombres armados abandonaron un cadáver en mitad de la calle Autlán en la colonia Felipe de los Angeles. El hombre asesinado tenía golpes por todo el cuerpo y su cabeza estaba envuelta en cinta adhesiva.

Según un comunicado de la Fiscalía General, el cadáver fue localizado sobre la vía pública boca abajo. Como huellas de violencia mostró heridas producidas por proyectiles de arma de fuego en extremidad cefálica y región dorsal.

Al parecer, los compañeros del Servicio Médico Forense encargados de realizar la necropsia lo identificaron en un primer momento. Y se comunicaron con la familia del doctor Betancourt.

*Al tomar esta foto en la Plaza de Armas de Ciudad Juárez, en el centro de Juárez -la zona donde desaparecen más mujeres desde hace 18 años- quise ver la normalidad: este año las autoridades han engalanado como nunca la plaza con luces para recibir a la Navidad.
La foto la tomé ayer sábado, en una jornada donde fueron asesinadas 16 personas: en la normalidad de matarte, secuestrarte o extorsionarte bajo el imperio de la impunidad (y ahora con luces navideñas).
La Policía Federal y el Ejército envíados por el gobierno federal rondan por las calles, como los cadáveres: 2 mil 916 personas asesinadas durante este año en Juárez, 7 mil 292 desde que comenzó la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón en enero del 2008. Y la vida sigue, como si todo esto fuera normal. Hasta que te toca.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Río de Janeiro/Ciudad Juárez: matar a los narcos (pobres), sin matar la pobreza













Hace unas horas que no tengo noticias de ellas. Y estoy un tantito preocupada. Les escribí estos días para saber si era cierto que los favelados -las personas que viven en las favelas- estaban aplaudiendo a los tanques del Ejército y los agentes de las BOPE que han entrado a matar y desplazar a los narcotraficantes (pobres). Las descripciones que relatan el apoyo de la ciudadanía me recuerdan a las de los niños iraquíes recibiendo con alegría a los soldados estadounidenses.

Eso es lo que estoy viendo en los medios brasileños, en los internacionales (la mayoría, un refrito de los brasileños), que cuentan cómo se mata a los narcotraficantes más pobres, sin cuestionar por qué no matan a los ricos, a las cabezas intelectuales y corruptas de un negocio llamado narcotráfico.

Retransmisión en vivo y en directo. Como en una película que legitimiza las muertes: sin pensar qué hay detrás de las personas que viven en las favelas, para verlos como unos indeseables que hay que matar. Sin llegar más al fondo, a la raíz de todo que hace que con sus detenciones o muertes haya otros que asuman sus puestos. Matar a los narcos, sin matar la pobreza que convierte al narcotráfico en una opción de trabajo (para algunos) que surge del olvido de las autoridades.

Ellas son dos faveladas (no unas narcotraficantes). Y les voy a llamar así, porque están orgullosas de serlo. Ellas son Tatiana Lima y Gizele Martins, estudiantes de periodismo en una de las universidades más exclusivas de Río de Janeiro, donde sus compañeros llegan con chófer y helicóptero. Son producto del milagro de las becas y de las noches de esfuerzo y varios trabajos para ayudar a sus familias: a lo que queda de ellas. Estudian periodismo porque dicen que los medios de información no están contando su realidad, que sólo dan la voz a una parte.

Ellas son dos lectoras de este blog, al que tuve el enorme placer de conocer (y aprender de ellas) en su favela, la Favela da Maré, controlada por los narcotraficantes, separada del resto de Río por un muro que las autoridades construyeron para que los turistas que llegan al aeropuerto no vean la pobreza en la que viven.

Pero ahora su tierra, sus favelas, situadas en el norte de Río -donde habían sido desplazados los narcotraficantes de las favelas más céntricas de la ciudad que surgen de las montañas de las playas de Copacabana, Ipanema y Botafogo- están dentro de los planes urbanísticos del Mundial de Fútbol del 2014 y las Olímpiadas del 2016.

Al llegar a la Favela da Maré -una de las más peligrosas de Río de Janeiro donde los editores no dejan entrar a sus reporteros desde que unos narcos mataron en otra cercana al periodista de TV Globo Tim Lopes, en el 2002- sentí la vida que no encontré en las llamadas pacificadas, las tomadas por la policía desde hace dos años.

Los niños jugaban en las calles, los negocios estaban abiertos y los pequeños restaurantes también, incluso hasta la medianoche o más. Por un momento, hubiera deseado que la realidad fuera peor, peor que en mi querida Juaritos. Pero no. Todo lo que me había encontrado de Río de Janeiro estaba muchísimo mejor que en Ciudad Juárez, menos los atardeceres que en Juaritos son insuperables.

Lo que me sorprendió en la Favela da Maré fue ver a adolescentes con armas que cubrían parte de su cuerpo y que actuaban como policías, hacían rondines en carros particulares con las armas fuera de los cristales. La primera vez que los ví pregunté a Gizele si no la estaba poniendo en peligro, si prefería que me fuera. Ella me dijo, no te preocupes, yo quise que vinieras, todo está bien con ellos.

Cuando llegué con Gizele a su casita, que se caía a pedazos, insistí en cerrar la puerta de todas las maneras posibles. En Juárez vivo siempre en casas con rejas, con alarmas y ni eso te salva de un robo, como de los cadáveres: una media de 6 a 27 al día. La cerraja estaba rota. Me dijo que no me preocupara, que en la Favela nadie robaba, y que si alguien lo hacía sabía que los narcos lo matarían.

Pronto comprendí que esa era su ley, su justicia, que habían creado sus reglas para sobrevivir en el olvido de las autoridades.

La situación en las favelas pacificadas, controladas por la policía, era distinta. Existía un poquito del terror que se siente en mi querida Ciudad Juárez ahora militarizada, donde se vive una masacre cotidiana sin precedentes en nombre de la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente de México Felipe Calderón.

Estaban controladas por la policía, con retenes a la entrada, a la salida, en todas las calles.

En las pacificadas tuve un acompañante de excepción, que comencé a descubrirlo en su apartamento, en una de las zonas más lujosas de Río rodeada de montañas de las que surgían las casitas de las favelas, que miraban al mar. Como los ricos.

El me preguntaba de Ciudad Juárez y se extrañaba cuando yo le contaba la estadística de los muertos y él veía que era seis mayor que la de Río, o el que no hubiera ninguna zona de la ciudad que estuviera a salvo del peligro de ser asesinado.

El comenzó a contarme cómo torturaban en Río, cómo entraban en los días lluviosos a las favelas para matar a los nacotraficantes. Lo hacía con tanto detalle y devorando como un niño unos chocolates con almendras que pensé que lo que me relataba era una broma. Y yo le dije riéndome:

-"?Y tú, a cuántos has matado?"

El rostro del hombre alto y fuerte con mirada dulce cambió, me miró fijamente a los ojos y levantó su voz:

- "?Crees que por no haber matado tú eres mejor persona que yo? El hombre es el hombre y sus circustancias".

Y ahí, pensé qué hacía yo ahí, quién era él. Parecía bien enfadado con mi preguntita. No podía ser que acabara mis días en Brasil, lejos de mi querida Ciudad Juárez. Y si ya me tocaba, ?le decía que yo era donante de órganos y que acabara conmigo cerca de un hospital para que al menos otros pudieran seguir viviendo? Pensé mil cosas en un segundo. Pero a la vez sentía que podía confiar en él, que todo estaba bien.

Mi instinto no me falló. Como cuando lo conocí. Me tomó del brazo y me dijo, ahora vas a ver:

Al llegar a las favelas pacificadas, tras subir por una montaña donde al comienzo había casas de lujo, comprendí que estaba con una estrella de Brasil al que los policías le pedían autógrafos y saludaban con mucha admiración.

Ahí supe quién era Rodrigo Pimentel: un ex capitán de policía del cuerpo de las BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), que escribió un libro Tropa de Élite sobre su experiencia, se convirtió en película, la más taquillera de Brasil, y cuando lo conocí (de casualidad) estaba preparando la segunda parte, que se acaba de estrenar con un éxito sin precedentes.

Otro día podemos hablar más de él, de las favelas pacificadas. Ahora me llegan noticias de Gizele y Tatiana. Me piden que cuente lo que realmente está pasando. Que les devuelva su voz. Voy a hacerlo, aunque sólo he estado por un mes en Brasil, y no me gusta escribir de las realidades de las que no soy experta. Por eso, nunca escribí ni una línea de Brasil, pero ahora que comencé a ver las informaciones en los medios de comunicación (al lado de los buenos) y que poco tienen que ver con la realidad que conocí en esas semanas en las favelas siento que debo de contar lo que sentí. Y que intuyo que tiene que ver mucho con la realidad que se vive en Ciudad Juárez.

Aquí están sus voces que nos invitan a viajar por el camino fantástico de la reflexión:

La Favela da Maré (en el norte de Río) está en silencio, con miedo. No tenemos luz. Pero en el centro de la ciudad y la zona sur hay tranquilidad. Estamos rodeados por la policía. Aquí las cosas no son fáciles. La gente teme al sensacionalismo de la televisión que legitima nuestras muertes, la presencia del Ejército, la BOPE, la policía civil y la marina militar. Muchas familias no han podido entrar a sus casas desde hace 6 días. No se puede salir ni entrar a la Favela.

Creo que están creando pánico para justificar la matanza que se hará en los barrios bajos. La idea aquí es de la limpieza social, y utilizarán todas las armas, toda la fuerza para terminar con los barrios pobres, marginales, donde la gente sufre y sufrirá más por ser pobre.

Recuerdo como si fuera hoy, en el 2007, cuando entraron a la favela Morro do Alemao, donde fueron asesinadas por la policía 20 personas, varios civiles, debido a los juegos Panamericanos. Sus asesinatos siguen impunes.

Sabíamos que esto iba a pasar desde que supimos de estos dos grandes eventos deportivos. Lo que la gente debe de entender es que con una bala no se resuelven las brechas sociales. Matar a un bandido, a un narcotraficante o a un policía no es un derecho. Una bala que mata no es la verdadera bala. La desigualdad es la bala real. Y a ésta nadie la quiere matar.

*****Desde el domingo, 30 personas (según las autoridades, todas narcotraficantes) han sido asesinadas en las favelas de Río. La favela da Maré es extensa y tiene cuatro secciones Bonsucesso, Ramos, Olaria y Penha. La favela da Maré está en el mismo barrio que do Alemao, donde se preparan para entrar más de 2 mil 600 fuerzas policiales.

*Así se ven ellos: la foto la tomaron los chicos de la escuela popular de fotógrafos de la Favela da Maré.

*Para saber lo que ocurre en el Complexo do Alemao pueden seguir en Twitter a Rene Silva, de 17 años, creador de un periódico mensual llamado Voz da Comunidade:
http://twitter.com/vozdacomunidade

sábado, 20 de noviembre de 2010

Una Revolución sin armas, una demanda de estudiantes en el Centenario












































































Uno de los lugares más mágicos de mi universo está en la colonia Anapra, una de las más golpeadas por la pobreza y la desigualdad social de Ciudad Juárez, de México.

Por una carretera sin pavimentar -como el 70 por ciento de ellas en Juaritos- rodeada de casitas construídas con los desechos de las fábricas maquiladoras, se llega a un paisaje desértico ferozmente bello donde se encuentra un lugar mítico de la Revolución mexicana.

Aquí estuvo la Casa de Adobe, que fue la comandancia general del ejército libertador. Con los héroes de la Revolución como Pancho Villa. Con los sueños: de un México que un día luchó y se desangrentó por la justicia de un cambio y que hoy muere como hace cien años con las mismas grietas sin resolver y con un nuevo ingrediente mortal: la llamada guerra contra el narcotráfico del presidente Felipe Calderón, que sólo ha agudizado las diferencias y el horror.

De este campamento histórico -donde en otros países, como su vecino Estados Unidos, hubieran construído un museo u organizado una ruta turística- sólo quedan ruinas, basura y un busto de Francisco I. Madero, que surge entre las ramas caídas de un árbol. O mejor dicho, surgía: porque el 20 de noviembre de 2010, en el anunciado Centenario de la Revolución, desapareció: en una de las zonas más vigiladas del mundo. Al igual que la placa del monolítico que divide la franja fronteriza de Ciudad Juárez, donde colindan el estado de Chihuahua y los estadounidenses de Nuevo México y Tejas.

En este triángulo fronterizo lo que queda es la hilera de piedrecitas que separan el estado de Chihuahua del de Nuevo México, con los agentes de la patrulla fronteriza estadounidense rondando y los del grupo Beta mexicano al costado del hasta ahora busto maltratado de Madero esperando que alguna persona vaya intentar cruzar ilegalmente la frontera.

El Río Bravo (en México), El Grande (en Tejas) forman la frontera natural entre los dos países: cada vez más cercanos, cada vez más lejanos.

Esta tarde los estudiantes se lanzaron de nuevo a las calles y organizaron una marcha, llamada Por una vida sin miedo, una Revolución sin armas. Esta vez, se unieron a sus demandas colegas de la Universidad de Texas en El Paso.

Algunas pancartas decían "secuestros, asesinatos, nada que celebrar", "este día no es de fiesta, es de lucha y de protesta" o "no la guerra de Calderón".

Ahí estaba Adrián F. Luján, que se convirtió en vocero espontáneo ante los medios tras el ataque de los Policías Federales a una manifestación donde resultó herido de gravedad el estudiante Darío Alvarez Orrantia.
Tras sus demandas de justicia, Luján fue secuestrado por unas horas por los agentes federales, lo amenazaron y le tomaron fotos con armas como si quisieran convertirlo en un sicario en uno de los miles de crímenes que están sin resolver, como os conté hace una semana.

"Para mí era muy importante que vean todos que el 20 de noviembre es la fecha del pueblo, fecha de conmemoración y no de festejos vanales o que el malgobierno se apropie mediaticamente de esta fecha", me comenta Adrián, de 25 años, recién licenciado de diseño por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

"No podría concebir un 20 de noviembre de 2010 sin haberme reunido con mis compañeros a exigir justicia, paz y estado de derecho".

Adrián decidió seguir trabajando por lo que cree, una Revolución sin armas. Con sus compañeros rescata casas abandonadas para convertirlas en bibliotecas, busca libros y ofrecen talleres para los más jóvenes, entre otras decenas de actividades.

"El título (de la marcha) intenta dejar claro que en la violencia no hay ningún camino. Queremos un cambio sin armas", subraya.


*****En el Centenario de la Revolución fueron asesinadas 8 personas más en Ciudad Juárez, en un día donde el Congreso del estado de Chihuahua declaró a Juárez como el lugar donde triunfó la Revolución de México. Lo hizo en el museo de la ex Aduana, recién rebautizado como el de la Revolución, donde el 21 de mayo de 1911 se firmaron los tratados de paz. En una ciudad en guerra.

Las fotos de la manifestación son de Memo León. La del busto de Madero (con la unidad del grupo Beta al fondo) la tomé hace tres años, pero estaba casi igualita hace unos días, antes de ser robada: tenía más olvido a su alrededor. Más vecinos asesinados. Más mujeres desaparecidas. Más de 10 mil niños huérfanos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

"Tomé la decisión de no rajarme, ahora menos que nunca". Policías Federales, a la caza de estudiantes: ahora atacan a Adrián y a Xavier












Siguen adelante: en una Ciudad Juárez que se resiste a morir. Aunque saben que no tienen ninguna protección y que se enfrentan a las balas, torturas y amenazas de las autoridades. No a las de los (tradicionales) narcotraficantes:

"Muchas gracias por la solidaridad y el apoyo. Significa la vida para mí. Tomé la decisión de no rajarme, ahora menos que nunca. Por mi familia (a quienes me duele en el alma estar poniendo en riesgo), mis amig@s, mis compañer@s. Por Juárez, Chihuahua, México y el mundo mejor que todos juntos podemos hacer posible. Democracia, Paz, Libertad, Justicia, Verdad y Amor, ese es el ideal".

Son palabras de Adrián Luján, recién egresado de diseño por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez. Este mediodía, los Policías Federales -envíados por el Presidente de México Felipe Calderón en su llamada guerra contra el narcotráfico- fueron tras Adrián Luján: mientras más familias lloraban a los asesinados de hoy. Con sus niños huérfanos. Como todos los días. En una Juaritos que ya no existe.

Después de agredirlo, le obligaron a que se tomara fotos con un arma, entre otras violaciones de derechos humanos. Quizá para presentarlo en un futuro como un sicario. Como lo han hecho anteriormente con varios chivos expiatorios: inocentes convertidos en culpables por las autoridades cuando sienten la presión de los medios. O para asustarlo si continúa denunciando y trabajando por la paz: lo que no hacen las autoridades.

Pero no pudieron callar a Adrián, que retransmitió recientemente en vivo y por internet, el primer Foro contra la Violencia y la desmilitarización, a pesar del ataque de los Policías Federales a la undécima Kaminata de la muerte: donde casi matan (de un tiro en la espalda y dentro de la Universidad) al estudiante de sociología Darío Alvarez Orrantia. Hace casi dos semanas.

Adrián denunció públicamente la agresión de las fuerzas envíadas por el presidente Calderón contra la marcha pacífica. Realizó declaraciones a los medios. Organizó ruedas de prensa.

Su compañero Darío sigue en el hospital. Luchando por volver a ser el mismo. Con más operaciones quirúrgicas. El número de agresiones de los federales a los universitarios continúa. Y en lugar de matar su voz la hacen crecer. Ahora, le tocó a Adrían, que escribió el comunicado que está tras el texto.

Pero no todo acaba aquí: porque la persecución de las fuerzas de seguridad a estudiantes continúa. Otro universitario más, en este jueves 11 de noviembre: los Policías Federales irrumpieron en la casa de Xavier Ordóñez, lo golpearon y amenazaron a su familia: en el día en que la Asociación Estudiantil Juarense -que nació tras el ataque de los federales a la marcha del 29 de octubre- comenzó un nuevo proyecto llamado Pistolitas por Libros, que llevará a las colonias libros para los niños a cambio de sus juguetes bélicos.

Los jóvenes consiguieron 97 libros en unas tres horas, con proyección de película incluída. Y el sábado partirán en una caravana para entregarlos por diversas colonias, creando bibliotecas comunitarias. Será la primera de muchas, donde surgirán espacios de diálogo entre las comunidades.

A pesar de esta caza de estudiantes de la Policía Federal en esta ciudad fronteriza con Estados Unidos está el norte para acabar con este genocidio que está sufriendo Juárez, México. Para el sábado 20 de noviembre -el día que se celebra el centenario de la Revolución de México- los universitarios han convocado una marcha "a favor de la desmilitarización: por una vida sin miedo, una Revolución sin armas". Partirá a la 1,30 de la tarde desde la Avenida de Las Torres al monumento de Francisco Villa. Y animan al resto del país a unirse en manifestaciones simultáneas.

"No nos intimidan las balas y vamos a continuar", me dice Julián Contreras, licenciado de letras. "Seguiremos hasta sacar a los federales y militares, que son los responsables e impulsores de toda esta violencia desde que ellos llegaron a la ciudad. No hay una guerra contra el narcotráfico. Hay un exterminio de gentes vulnerables".

A Contreras, de 29 años, lo despidieron el año pasado de la secundaria en donde trabajaba porque el director tenía miedo de que lo mataran delante de sus alumnos. Por sus protestas. En este tiempo, ha fundado junto con los vecinos de la colonia Villas de Salvárcar una biblioteca (de una casa abandonada, y en tres semanas), un dispensario médico, ayuda a niños en sus deberes escolares, imparte talleres para ofrecer a los jóvenes sin recursos un futuro alejado del olvido de las autoridades. Todo gratis.

Come cuando puede.

Os dejo con las voces de Adrián Luján y Xavier Ordoñez: los agredidos de hoy (que se sepa) por la Policía Federal. Esta es su denuncia pública, en dos comunicados:

1. Mensaje de Redes Universitarias Ciudad Juárez sobre Adrián:

A la opinión pública, a los medios de comunicación, a los pueblos de México y el mundo,

En el contexto de guerra irregular urbana que se vive en Ciudad Juárez, producto de la fallida estrategia del malgobierno federal de supuesto combate al crímen organizado, la movilización social de izquierda juarense ha sido nuevamente agraviada. Redes Universitarias Ciudad Juárez, comité en apoyo al movimiento que encabeza Andrés Manuel López Obrador, denuncia la privación ilegal de la libertad de que fue víctima por más de dos horas, por parte de la Policía Federal, el compañero egresado del Programa de Diseño Gráfico de la UACJ, Adrián Fuentes Luján, el mediodía del jueves 11 de noviembre de 2010. Se ha realizado la denuncia de hechos correspondiente ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y con Diputados compañeros del movimiento obradorista.

Con el pretexto de realizar una "revisión de rutina", tres agentes cuyo número de unidad se desconoce, detuvieron a nuestro compañero cuando circulaba en su automóvil por la Av. Insurgentes, en dirección a la Calle Libertad. Le ordenaron bajar, entregar su teléfono celular y papeles del autómovil. A punta de golpes, electrochoques, amedrentamiento verbal y psicológico, el compañero fue sometido en la parte trasera de la cabina de la unidad y llevado a desconocido lugar de reunión de policías federales y después, llevado a un campo algodonero cercano al cruce entre Blvd. Juan Pablo II y Av. Francisco Villarreal Torres, donde fue liberado frente a su automóvil y amenazado de no denunciar la agresión de que fue objeto. Fotografías de su rostro y de él portando un arma de fuego, información personal y datos de su familia fueron tomados por los agentes. Su teléfono y licencia de conducir, no le fueron regresados.

Este hecho representa sólo una muestra más de los cotidianos agravios en la impunidad a los que es sometida la población juarense, por parte de la policía federal en esta victimizada ciudad. Lugar donde confluyen la cara más atroz del neoliberalismo tardío y el belicismo fascista del malgobierno. Redes Universitarias Ciudad Juárez responsabiliza al director de la Operación Coordinada Chihuahua y a la policía federal, al Gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez y a quien usurpa el cargo de presidente de la república, Felipe Calderón, de cualquier agresión de que pueda ser objeto tanto él como su familia.

Atentamente,

¡Sólo el pueblo organizado salva a la Nación!

¡Ciudad Juárez no es cuartel, fuera Ejército de él!

¡JUSTICIA para nuestr@s muerto@s, herid@s y desaparecid@s!


2. La agresión a otro universitario, a Xavier:

Hoy (jueves) en la madrugada, un grupo de aproximadamente 30 Federales irrumpieron en el domicilio del compañero universitario Xavier Ordóñez Neyra (3er. semestre de Mecatrónica), ubicado en C. Benito Álvarez #22 en el poblado de San Isidro, en el Valle de Juárez.

La familia nos informa que alrededor de las 2 de la mañana irrumpieron violentamente sin orden de Cateo. Xavier al abrir la puerta de su cuarto fue golpeado en el pecho con la culeta del arma por un federal, en ese momento el federal lo tomo de la camisa y lo arrojó al suelo para posteriormente patearlo.

Los (policías) federales también rompieron a patadas la puerta del cuarto del hermano menor (14 años), ante esto Xavier se intento parar para defender a su hermano, pero los federales lo volvieron a someter a golpes.

El padre de Xavier también fue sacado de su habitación a golpes junto con su primo político Daniel Angel Vázquez Montecinos.

El que daba las órdenes al resto de los federales, preguntó al papá de Xavier si este se llamaba Arnoldo. A lo que este respondió que sí. El mando dio la orden de encapucharlos y ponerles mas manos en la nuca pasándolos al patio, semidesnudos y descalzos, en el caso de don Arnoldo con el rostro cubierto con su propia camisa.

En otro de los cuartos un grupo de Federales retuvieron a la madre de Xavier junto con una de sus hijas (10 años) y el hermano de 14 años.

A Xavier y a su padre los pusieron en medio patio con las manos en la nuca y con la cabeza agachada. La raron era para que, según el mando de los federales, otra persona los pudiera identificar, lo extraño es que alrededor no se veía otra persona que no fueran federales, nos platica la familia.

El mando pregunto: ¿Es él? (echándole las luz en el rostro a Xavier).

A lo que una voz entre los federales respondió: No.

Volvió a preguntar lo mismo pero señalando a Don Arnoldo de la misma forma.

La misma voz respondió con titubeo para terminar con un No! En eso el mando de los federales dio la orden: Bájenme al otro cabrón!

Los federales sacarón a culetazos al primo de Xavier, Daniel Angel Vázquez Montecinos. Ya en el patio, al echarle la luz en el rostro, el mando volvió a preguntar lo mismo. Y la misma voz respondió con titubeo un nuevo siseo para terminar con un No! A lo que el mando respondió categórico: Sí, sí es él! , a lo que los federales respondieron llevándoselo a unos 10 metros de donde estaban, donde Xavier puedo ver que los federales empezaron a torturarlo con la llama de soplete en la espalda descubierta de Daniel.

Daniel empezó a gritar y a patalear. Mientras esto pasaba los federales cuestionaban a Xavier y a su papá de que si no decían donde estaban las armas, los siguientes serían ellos. A lo que Don Arnoldo respondió: Aunque me hagan eso yo no puedo decirles lo que ustedes quieren oir!

A Daniel lo seguían torturando, hasta que Daniel gritó Ya estuvo les voy a decir en donde están las armas! Y Daniel llevo a los federales a darle la vuelta a la casa, y al terminar la vuelta Daniel les dijo: Ya ven no hay nada! Y el federal que lo llevaba le respondió: Que no dijiste que ahí estaban las armas, para que se te quite te va a tocar doble!

Otro federal al ver a Daniel un poco retirado de los federales, dijo, que no se les pele el Gordo (Daniel) porque si no lo cueteo. Nada más no hagan ninguna tontería, porque si matan a uno, tendremos que matar a todos.

A Daniel se lo llevaron hacia fuera y se oyeron vehiculos arrancar.

Paso un rato, hasta que uno de los federales, que no era el anterior mando, dio la orden : Métame esos dos!!, ya en la cocina Xavier y su papá fueron sentados con la cabeza baja, Don Arnoldo seguía con el rostro tapado con su misma playera. Uno de los federales le dijo a Xavier, No te preocupes no te van a hacer nada! Ahí permanecieron mientras alcanzaban a escuchar que a su mama la interrogaban de esta forma:

¿Quién es esta niña hermosa(8 años) que está en la foto? A lo que la madre respondió que era su hermana.

En ese momento la mama pidió ir al baño a lo que el federal cuestionó que si el podía estar presente mientra ella estaba en el baño. A lo que la madre respondió que ella no le estaba faltando al respeto, para que el se lo faltara a ella.

A Xavier y a su papá los llevaron a la sala donde permanecieron aprox. una media hora, los federales se comunicaban con claves, hasta que un federal le dijo al otro, sin clave que ya habían llegado y que en otra casa habían encontrado armas.

Después de un rato entraron los federales con Daniel visiblemente golpeado e hinchado.

El mando preguntó a los federales que se quedaron en la casa, ¡¿Dónde están los otros? A lo que los federales respondieron que en la sala.

Este mando le dijo a Daniel: Súbete! ( a una habitación en la planta de arriba)

Un grupo de 5 de los federales separaron a la mamá de Xavier de sus hermanos menores y la mandaron al cuarto donde estaba Daniel. Ya en el cuarto otro federal le dijo a la mama de Xavier: La tengo que revisar para ver si no tiene armas! El federal manoseo morbosamente a la señora .

Ya con Daniel en el cuarto, este le le dijo a la Señora: No se haga usted sabe donde están las armas. La mamá respondió: de que me esta hablando Daniel? Uno de los federales dijo: Ya ve señora, usted sabe como está el rollo, no me quiera ver la cara de pendejo.

La mamá le respondió a Daniel: Por qué me hace esto Daniel, usted sabe que esto no es cierto, yo no expondría a mi familia de esa forma! NO tenga miedo de decir la verdad, no porque lo hayan torturado, sabe bien que si ellos quieren parar paran, si no no!

Uno de los mandos dijo a los federales señalando a Daniel, Ya súbanlo!

En eso bajo uno de los federales de arriba y le dijo a otro de los que estaban abajo en la sala cuidando a Xavier y a su papá. – Dónde están las esposas que se me hace que me voy a llevar a la señora! El otro federal le respondió: no traigo!

En eso el mando habló con la mamá de Xavier, y le dijo que si ellos denunciaban iba a regrezar por Xavier su hijo y por ella y que del hoyo donde los iba a enterrar nadie los iba a sacar.

En eso se retiraron los federales llevando de a Daniel Angel Vázquez Montecinos. Hoy en la mañana casa de la pareja de Daniel fue incendiada.

La familia tiene mucho miedo, pero a decidido denunciar públicamente esta barbaridad. Urge apoyarlos y buscar los apoyos necesarios para garantizarles su integridad.

La familia es conocida en el pueblo por ser gente de bien, y denunican los abusos a los que fueron sometidos, exigen que les devuelvan a Daniel y que paren las amenazas sin sentido.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Unos estudiantes, en el Centro Médico. Otros, en peligro



























































Esta vez, la duodécima Kaminata contra la muerte terminó en el Centro Médico de Especialidades de Ciudad Juárez. Donde nunca pensaron. Y al llegar los manifestantes exclamaron aún con más fuerza:

"Darío, vive, vive! La lucha sigue, sigue"

"Juárez, Juárez no es cuartel. Fuera Ejército de él"

"Queremos escuelas, queremos trabajo, queremos hospitales. No queremos federales"

Es viernes, 5 de noviembre. Se cumple una semana del ataque de la policía federal a la Kaminata donde fue herido de gravedad el universitario Darío Alvarez Orrantia por los agentes -envíados por el presidente Felipe Calderón en su llamada guerra contra el narcotráfico-.
Fue durante esta marcha que, el fin de semana pasado, inició el primer Foro Internacional contra la Violencia y la Militarización en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.

El vídeo y las fotografías tomadas por los universitarios de los policías federales lograron que Roberto Gómez Cruz, de 42 años y José del Carmen May García, de 27 años, fueran detenidos.

Pero la justicia parece lejana. El primero, Gómez fue encontrado como probable responsable de los delitos de ejercicio indebido de servicio público, abuso de autoridad y lesiones con penalidad agravada, por el juez del Cuarto de Distrito Alberto Emilio Carmona.

Y el policía federal May García podrá salir de la prisión con una fianza, al considerarlo supuesto responsable de los delitos de ejercicio indebido de servicio público y abuso de la autoridad.

La Kaminata continúa, de 5 a 6, 30 de la tarde, como todos los viernes. Este, con más gente: unas cien personas de una media de 30 que suelen acudir.

Llegué tarde a cubrir la protesta. Estaba en la entrada de la Secundaria Federal número 17:

Niños en pánico: sin un celular para poder llamar a sus padres. Algunos, ruegan a sus maestros que los acerquen a sus casas, mientras ellos huyen en sus vehículos.

_"?Nos da un ride (aventón)?, le dice un niño al prefecto Roberto Cervantes, encargado de que los estudiantes cumplan con las normas del uniforme, el peinado, entre otras.

Y él se va, con la ventanilla abierta como si no escuchara nada.

Unos, saben por qué salieron dos horas antes de la Secundaria Federal 17: por las amenazas de un grupo, en una pinta, con rafaguear si no interrumpen las clases. Otros, ni saben por qué finalizaron las clases, hasta que sus compañeros les avisan.

"Se hacen locos porque no querían decirnos qué estaba pasando. Nos dijeron que nos fuéramos porque ya habían venido nuestros padres", comenta un adolescente.

Unos lloran. Otros ríen por no llorar. Llegan dos unidades de policías federales y a los minutos se van, sin preguntarles si necesitan ayuda.

Comienza a atardecer. Niñas de 13 a 15 años confundidas. En espera. Sin dinero para el camión. En la ciudad donde las mujeres desaparecen desde hace 17 años bajo el imperio de la impunidad.

Una madre llega y se abraza a su hijo. "Los niños no tienen la culpa de lo que está pasando y los maestros los dejan solos. Pues está mal, que los maestros se supone que tendrían que estar en la escuela para velar por la seguridad de uno, les dejen solos", afirma Sanjuana Fernández.

"Cuando uno hace las inscripciones dejamos el número de teléfono de nosotros y otro, y no hablaron nada", añade.

No sólo la Secundaria Federal 17 recibió las amenazas. También, a la vez, la Técnica 15, Bachilleres 270 y la primaria Guillermo Ronquillo, en el suroriente de Ciudad Juárez. A algunas de ellas, les están presionando para que paguen una cuota de extorsión.

Unas adolescentes, en sus uniformes rosas, prefieren caminar entre el desierto para llegar a sus casitas que esperar a que la noche caiga y lleguen sus padres a recogerlas: en la puerta de una escuela cerrada.


*****Los manifestantes, la mayoría estudiantes, anuncían que van a convocar una marcha nacional para el 20 de noviembre donde pedirán la retirada del Ejército y la Policía Federal. Por las calles México surgirán otras marchas oficiales. Las que conmemoran el centenario de la Revolución.

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